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El PP deja atado el panorama televisivo ante las elecciones

El PP deja atado el panorama televisivo ante las elecciones

Hoy el gobierno ha aprobado la adjudicación de los nuevos canales de TDT, a propuesta del ministro de Industria José Manuel Soria.

Con ello el PP quiere dejar atado y bien atado el panorama televisivo antes de las elecciones por puro interés partidista.

El PP ha cocinado la estrategia audiovisual y la concesión de los canales en plena precampaña y a dos meses de las elecciones, lo que evidencia una intencionalidad y una actitud claramente antidemocrática, partidista, sectaria y monolítica por parte del Gobierno, que a pesar de haber dispuesto de varios años ha acondicionado su decisión al calendario electoral, tanto para iniciar el concurso como para fallarlo, en plena campaña electoral y a tan solo dos meses de las elecciones.

Esta autorización adolece de graves deficiencias, que lo deslegitiman por varias razones. Desde su convocatoria este proceso se produce en base a la sustracción y reducción de la oferta del servicio público de radiotelevisión.

Es además contraria a diversas directivas, al Tratado de la Unión Europea, a la Ley General Audiovisual y va contra las propias bases del concurso, que abogan por la competencia y el pluralismo, al tiempo que ha denunciado el que no exista ningún informe previo de una autoridad reguladora como la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

Rajoy culpó a las televisiones de su batacazo electoral de mayo y ahora intenta acallar a las televisiones y amenaza a los medios de comunicación que lo denuncian, como ha hecho en los últimos días el ministro de Industria. Pero esto no les va a servir de nada, porque su problema no son las televisiones, sino la corrupción que envuelve al Partido Popular, sus retrocesos en derechos y libertades y sus malas políticas.

La política audiovisual de Rajoy y del PP no se hace pensando en la pluralidad, en los intereses comunes y en el derecho a la información veraz de la ciudadanía. Miran solo por sus intereses partidistas y electorales, y prueba de ello es lo que vienen haciendo toda esta legislatura con la manipulación de RTVE y otras televisiones públicas autonómicas, lo que es muy grave en un Estado de derecho y en un país democrático. Antepone el amiguismo, incluso, a la preparación técnica de algunas de las ofertas que han obtenido un canal, ya que a duras penas reúnen los requisitos exigidos en la convocatoria.

Las únicas televisiones privadas que realmente se han consolidado en nuestro país son las que se concedieron en la etapa socialista, y la diferencia abismal que hay entre el PSOE y el PP en cuanto a calidad democrática y a respeto a la pluralidad.

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