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Tres interminables años

Tres interminables años

Tres años. Es el tiempo que ha pasado desde que el Partido Popular y Mariano Rajoy ganaron las elecciones. Iban a resolverlo todo y, sin embargo, desde ese mismo día el programa electoral del Partido Popular se convirtió en papel mojado desde el principio hasta el final. Más de tres años desde que Rajoy afirmó en el debate electoral aquello de “lo que no llevo en mi programa no lo hago”. Y desde entonces ha hecho todo lo contrario a lo que dijeron que harían.

No han cumplido ni una de las promesas, han jugado con los sueños de demasiadas personas. España hoy, tras Rajoy, sufre tres crisis en lugar de una: la crisis económica, la crisis social y la crisis institucional. España es hoy un país con más desigualdad, menos cohesión social y más problemas políticos.

Desde que Mariano Rajoy entró en Moncloa se han destruido más de 600.000 empleos. El mismo número de personas, 600.000, o se han marchado fuera en busca de oportunidades o sencillamente ya ni se apuntan al paro, cayendo la población activa por primera vez en democracia. Los afiliados a la Seguridad Social son hoy casi medio millón menos.

No han creado empleo pero sí han conseguido precarizar nuestro mercado de trabajo gracias a la reforma laboral, que ha permitido la destrucción de empleo estable sustituido por contratos temporales, con menos derechos y salarios más bajos. Al tiempo se ha disparado la desprotección ante el desempleo: 3,8 millones de personas paradas carecen de protección, 1,8 millones de hogares tienen todos sus miembros en paro y más de 700.000 hogares no tienen ingresos. El salario medio ha bajado en casi 100 euros y la brecha salarial aumenta. La llamada clase media cada vez lo es menos. Tras 3 años de políticas de Rajoy, en España aumenta el número de pobres con empleo.

Este Gobierno ha endeudado a nuestro país. La deuda pública es ahora prácticamente igual a todo lo que somos capaces de producir: casi un 99% del PIB, 29 puntos más que hace 3 años.

Y mientras la principal empresa de Rajoy, el empleo, no ha mejorado, el gobierno se ha afanado en acabar con el modelo del estado del bienestar de nuestro país. No ha dejado ni un ámbito sin ataques. Han aprovechado la crisis para terminar con el modelo social.

Rajoy ha devaluado las pensiones a la vez que ha impuesto copagos a nuestros pensionistas. Los recortes en dependencia apuntan casi a su desaparición, reduciendo el importe de las prestaciones a personas con el derecho reconocido y manteniendo a más de 170.000 dependientes en lista de espera.

La sanidad ha sufrido recortes sin precedentes, han expulsado a miles de ciudadanos de la cobertura sanitaria, y se han incrementado las listas de espera. Un ataque a la sanidad pública en forma de privatizaciones y expulsando a casi 30.000 profesionales de la misma.

En educación hemos retrocedido por los recortes a niveles de 2006. Las becas han dejado de ser un derecho, se han recortado más de 200 millones de euros. Alumnos expulsados de la universidad y jóvenes formados, investigadores y científicos, avocados al exilio económico. Muchos de los mejores de nuestro país están fuera, y no porque quieran.

Rajoy prometió bajar los impuestos y ha hecho la mayor subida impositiva de la democracia. Más de 30 subidas de impuestos. Para unos más impuestos y para otros amnistías fiscales. Su reforma fiscal beneficiará especialmente a las rentas de más de 175.000 euros, el 10% de la población. Justo lo contrario que hay que hacer.

Tres años también de retrocesos democráticos. Reformas de elementos clave de nuestra democracia, sin consenso. El PP también cambió la ley de RTVE para volver a retomar el control gubernamental, un retroceso en la pluralidad informativa muy grave. En materia de justicia han impuesto las tasas judiciales, si tienes dinero podrás recurrir y si no lo tienes se acabó la justicia.

Han sido tres años interminables. Rajoy ha pasado de “ser un presidente que iba a dar la cara” – son sus propias palabras – a ser un presidente escondido, que huye de periodistas o que sin ningún tipo de pudor aparece detrás de una televisión de plasma. Rajoy es un presidente acorralado por las acusaciones de corrupción en su entorno. El presidente de un gobierno sin empatía a la hora de tomar decisiones y totalmente inoperante ante crisis puntuales como la reciente en torno al ébola.

Por suerte a la legislatura solo le queda un año. Por suerte ya está más cerca la posibilidad de cambiar nuestro país, todas estas erróneas políticas, revocar estas desacertadas medidas y volver a mirar al futuro con esperanza y con garantías para la ciudadanía. Empieza el año del camino hacia el cambio.

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