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Un nuevo tiempo

Con los ojos abiertos

El PSOE ha vuelto. Fue el modo de expresar que la conferencia política representa un punto de inflexión para el proyecto socialista y, sobre todo, para las personas que necesitan tener esperanza en otro futuro, muy diferente al que ofrece la derecha. El pasado fin de semana los socialistas escribimos un momento importante de nuestra historia y, estoy segura, también en la del país.

Tras meses de trabajo, practicando otra forma de hacer política que define este nuevo tiempo, debatiendo a fondo, escuchando mucho y reflexionando, escribimos nuestros compromisos a modo de contrato ciudadano. Ahora nuestro proyecto es más claro, fuerte y auténtico, más abierto a todas las personas que se quieran sumar porque, ante todo, queremos que sea el proyecto de los progresistas de nuestro país.

Era esencial definir con claridad qué pensamos los socialistas ante cada una de las crisis que padecemos -económica, institucional y social- qué vamos a defender y qué vamos a rechazar. En definitiva, establecer las bases de nuestro proyecto económico, social y político.

En el contexto que vive España la marcha de la economía es un tema capital, también para los socialistas. Por eso uno de los principales bloques de propuestas está dedicado a la reactivación y al desarrollo económico. Eso sí, teniendo presente que los valores con los que se gobierna la economía importan tanto como la marcha de la misma, o ¿de qué sirve una economía que crezca si no lo hace de manera sostenible y garantizando un reparto de beneficios para todos? Necesitamos crecer como país pero con justicia y garantizando la igualdad.

El progreso de nuestro país tiene que venir unido al desarrollo, a la productividad y a la cohesión social. Y un modelo, el que están aplicando, basado en bajar los salarios, recortar los derechos y empobrecer el país, no persigue ninguna de estas tres cosas, ya que siempre habrá quien compita más barato. Tenemos que tratar de competir mejor, en base al conocimiento y la innovación, justo lo que está recortando el gobierno, dificultando el acceso a la educación universitaria, recortando becas y subiendo tasas, y echando del país a los que investigan y crean. Es un error aceptar que la mejor política industrial es la que no existe, porque la innovación hay que incentivarla y más con la situación que atraviesan la mayoría de nuestras empresas.

Y sí, si queremos invertir tenemos que recaudar más. Porque para que el Estado pueda mantener los servicios públicos y pueda ayudar a crear empleo es necesaria una reforma fiscal en profundidad, para que paguemos en función de lo que realmente tenemos, por la suma de lo que ganamos, de lo que heredamos y de lo que poseemos, equilibrando lo que aportan las rentas del trabajo y las del capital. Una reforma para que las grandes empresas paguen más con el objetivo de que las pequeñas paguen menos. Una reforma fiscal para recaudar mejor, de forma más justa, haciendo que paguen impuestos los que deberían y no lo hacen, y que dejen de pagar aquellos que están en dificultades.

Y siendo conscientes de que España ha vivido el periodo de democracia y libertad más largo de su historia, ha llegado el momento de actualizar muchas cosas, comenzando por la Constitución, para incorporar derechos sociales en materia de sanidad pública o de protección por desempleo. También para ordenar la España de las autonomías. Pero bajo mi punto de vista sobre todo tenemos que reformarla para fortalecer nuestra democracia y recuperar la credibilidad en nuestras instituciones, dando la oportunidad de votar a la mayoría que no pudimos hacerlo en su día, sentirnos parte de este nuevo marco de convivencia.

Tras 35 años de democracia es necesario impulsar un cambio profundo de valores, en la política y en la sociedad. En la defensa de la igualdad, ante cualquier tipo de discriminación, igualdad entre hombre y mujeres. En defensa de la laicidad, como garantía de la libertad religiosa, de los derechos de creyentes y de no creyentes. Y en un firme compromiso por el medio ambiente, contra el cambio climático que condicionará a generaciones futuras. En defensa de la democracia, más y mejor democracia interna, en nuestro partido, y externa. Son las señas de identidad de este nuevo PSOE, valores justos e imprescindibles para este nuevo camino.

El futuro está por escribir y nos quedan muchas páginas para hacerlo, en el futuro de España. La resignación nunca fue una forma de avanzar y tampoco nos vamos a resignar ahora. El PSOE ha vuelto porque, para muchos, volvió la ilusión de que nuestro partido es útil para el proyecto social de justicia y libertad al que aspiran una mayoría de españoles. Queda mucho trabajo, una labor difícil, transmitir esa ilusión para que nuestro proyecto acabe siendo el de la mayoría en poco tiempo…

¡Conectamos!

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