31 Jul Ejemplaridad
Ejemplaridad (en La Verdad.es)
Los socialistas empezamos un nuevo tiempo. Una oportunidad de conectar con millones de personas que están sufriendo las políticas de la derecha y la crisis y que necesitan un proyecto alternativo fuerte y capaz de aportar otras soluciones. Este nuevo tiempo será exitoso en tanto en cuanto consigamos volver a representar para la ciudadanía la apertura de una nueva etapa para España.
El pasado 13 de julio los socialistas dimos un paso histórico para nuestro centenario partido y para la política española. Elegimos al que será nuestro próximo secretario general, por primera vez en 135 años con la fórmula de “un militante un voto”, con el voto directo de toda la militancia, ya defendida y puesta en práctica por los socialistas murcianos. Abrimos así una nueva etapa, que debe hacer al resto de partidos reflexionar sobre sus métodos de elección, y que viene marcada por la participación de más de 130.000 militantes socialistas, que, con su voto, decidieron que Pedro Sánchez sea quien ocupe la máxima responsabilidad en el PSOE.
Con este proceso, después del Congreso Federal Extraordinario, habremos abordado los cambios profundos que los socialistas teníamos que hacer con valentía, primero el proyecto con la Conferencia Política y ahora el líder y los equipos.
No sobra recordar que la militancia de nuestro partido, decenas de miles de personas, y también miles de ciudadanos se implicaron en los trabajos para actualizar a fondo el proyecto socialista a través de la Conferencia Política. Cientos de páginas con reflexiones, meses de análisis y propuestas de país, sobre todos los ámbitos en los que la política puede y tiene que dar respuestas. Un buen punto de partida, que tiene que ser tomado como un proyecto abierto y aplicado desde la coherencia que nos tiene que acompañar en este nuevo tiempo.
Y mientras los socialistas avanzamos en democracia interna, tal y como reclama buena parte de la ciudadanía, mientras respondemos a muchas reivindicaciones dando ejemplo de participación y de apertura, nada cambia en un Partido Popular con pésimos resultados electorales en las europeas y con la sombra de los peores casos de corrupción de nuestro país. Mientras los socialistas cambiamos, de fondo y de forma, el PP está en el más absoluto inmovilismo.
En lugar de caminar hacia un ejercicio de la política más abierta, transparente y participativa en la derecha española y regional practican lo contrario; aplicando como un rodillo la mayoría absoluta de la que disfrutan en el Congreso y en la Región o con el abuso del decreto-ley –una figura legislativa reservada al gobierno para situaciones extraordinarias y urgentes-. El último decreto-ley aprobado supone un insulto a la democracia parlamentaria, pues han modificado 25 leyes de un plumazo, lo que supone evitar las explicaciones parlamentarias por los ministros sobre las mismas, así como coartar la labor de los diputados y senadores para estudiar con detenimiento los cambios legislativos y proponer alternativas.
Pero las medidas contrarias a caminar hacia una democracia mejor obtienen su culmen en la reforma electoral que pretenden aprobar y que rechazamos frontalmente los socialistas. La elección directa de los alcaldes, en elecciones a una sola vuelta, no es una medida para regenerar la democracia. Se trataría, en todo caso, de lo contrario. Es un intento de pucherazo en toda regla, movidos por el miedo a perder cientos de alcaldías en las que el Partido Popular no sumaría ni mayoría absoluta en número de concejales ni más de la mitad de los votos de los ciudadanos y ciudadanas.
Mientras unos avanzamos para tener una democracia mejor, empezando por nosotros mismos, el PP se afana en aprovechar las reglas del juego democrático en su propio beneficio. Ni la sociedad, ni una parte del propio Partido Popular, que seguro discrepan, deben permitir que esto suceda. Las reglas de juego básicas tienen que ser fruto del pacto de mayorías sociales y consensos políticos, esa es la esencia de nuestra democracia.
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